¡DIVERSIDAD!

    Las aulas son cada vez más diversas. No sólo tenemos alumnos que son diferentes por su aspecto físico (altura, color de ojos) sino que cada uno de ellos tiene un estilo de aprendizaje al que nos debemos adaptar. 

    Todos nuestros alumnos necesitan que les dediquemos un tiempo de calidad. Esta circunstancia se hace más necesaria con los alumnos de dificultades de aprendizaje, TDAH, discapacidad, etcétera. El objetivo del presente artículo es aportar una serie de estrategias concretas para relacionarnos con nuestros alumnos de dificultades de aprendizaje.

    La INCLUSIÓN no es una opción, es una necesidad y algo a lo que los maestros estamos obligados. La integración de alumnos con diferentes dificultades, trastornos y discapacidades es algo que tenemos la obligación de acometer en nuestras aulas.

"No es para nada una tarea sencilla"







    A continuación os mostraré una serie de estrategias para poner en marcha con tus alumnos con dificultades de aprendizaje mañana mismo:

1. Legitimar sus emociones

Todas las emociones han de ser aceptadas y respetadas, por ello permite a tu alumno que muestre su tristeza por haber suspendido un examen, su miedo a enfrentarse a una tarea que desconoce y su rabia por no haber sido aceptado en un grupo de clase.




2. Mirada incondicional

Acepta incondicionalmente a tus alumnos. No les juzgues como personas, apóyalos siempre. Mi relación y mi apoyo incondicional a mi alumno jamás está en juego independientemente de sus notas o comportamiento. Debemos diferenciar el afecto de la conducta.

3. Nombrar para dominar

Cuando un niño está experimentando una emoción intensa (miedo, alegría, tristeza, rabia), es importante que le ayudemos a conseguir uno de los objetivos de la educación emocional: identificar y nombrar la emoción que están experimentando. Por ello, cuando estén muy implicados emocionalmente, identifícales y nómbrales la emoción.

4. No preguntar el porqué de sus acciones

Bajo mi punto de vista es un error que la figura de autoridad, en este caso el maestro, le pregunte a su alumno el motivo por el que ha realizado determinada conducta. Para y trata de pensar por qué lo hizo y dale una explicación.

5. Muéstrate vulnerable

A pesar de que nuestros alumnos nos vean como superhéroes y nos tengan en un pedestal, esto no se debe a una realidad sino a que los niños son de extremos. No tienen punto intermedio. A pesar de esto, es importante que nuestros alumnos nos vean vulnerables y dependientes, como son ellos.

6. Situarse por debajo de sus ojos

El hecho de agacharnos y situarnos por debajo de los ojos de nuestro alumno hace que éste perciba que no hay agresión ni competitividad, sino todo lo contrario. Entenderá que queremos escucharle y ayudarle.

7. Activar las variables de tiempo y espacio

Ante las situaciones de mucho estrés o rabia, lo mejor que podemos hacer es marcharnos a un lugar más tranquilo y/o hacer que pase el tiempo





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